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Gosto do vermelho...
Nas unhas, nos lábios, na ideologia.

Ele contrasta bem com minha escassez de melanina
e conformismo.

A poesia

Ela está em toda parte,
Entretanto é só a ele, que ela dirige seus olhares mais furtivos.

O poeta sofre dessa esquizofrenia chamada Poesia,
E ela rouba-lhe noites de sono,
criatura travessa que é,
entre o manifestar-se de um verso e outro.

Ela suscita nele as dores mais agudas,
e também os maiores gozos,
Quando lhe traz à memória da consciência, os crimes todos que ele nem ainda cometeu,
Ou quando forja nos lábios da amante,
palavras que nunca serão proferidas...

E o marginaliza, fazendo-o refém de suas próprias vontades,
Logo ele, que, pretensiosamente, considera-se autor de seus devaneios,
Se entrega feito menino, submetendo-se aos desdéns de sua Senhora.

Sim, porque ela, irresistivelmente bela e intempestiva,
embebece os moços,
mas apenas aqueles em quem ainda resta alguma alma.

E cheia de horror e beleza,
supera os limites da própria alma,
escandalizando as multidões de medíocres,
cegos ou lúcidos demais para notá-la.

Talvez lhes falte a esquizofrenia do poeta,
seus medos,
seu ódio,
essas vozes todas de rimas, que, invadindo os ouvidos,
não deixam a mão em paz.

E só então,
ela repousa exausta,
palavra por palavra no papel,
essa libertina,
chamada Poesia.

Por qué cantamos

Si cada hora vino con su muerte,
si el tiempo era una cueva de ladrones,
los aires ya no son tan buenos aires,
la vida nada más que un blanco móvil
y usted preguntará por qué cantamos...

Si los nuestros quedaron sin abrazo,
la patria casi muerta de tristeza,
y el corazón del hombre se hizo añicos
antes de que estallara la vergüenza
Usted preguntará por qué cantamos...

Cantamos porque el río está sonando,
y cuando el río suena suena el río.
Cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino.
Cantamos porque el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo.
Cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos.
Si fuimos lejos como un horizonte,
si aquí quedaron árboles y cielo,
si cada noche siempre era una ausencia
y cada despertar un desencuentro
Usted preguntará por qué cantamos...

Cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la Vida
y porque no podemos, ni queremos
dejar que la canción se haga cenizas.
Cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto, ni la bronca.
Cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota.
Cantamos porque el Sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo, en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta...

M. Benedetti

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quinta-feira, 23 de julho de 2009

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A poesia